Comer sano y barato, nueve consejos
¿ES POSIBLE COMER SANO Y BARATO?
Probablemente te hayas hecho esta misma pregunta en alguna que otra ocasión. La respuesta es un rotundo sí. Es cierro que los precios de la cesta de la compra son cada vez más elevados, y esto puede condicionar nuestras elecciones. Pero existen algunas estrategias que podemos seguir para ahorrar sin comprometer nuestra salud. Hoy hablaremos de ello, y te daremos algunos consejos prácticos que te ayudarán a tomar mejores decisiones.
RELACIÓN ENTRE EL NIVEL ADQUISITIVO DE UNA FAMILIA, LA OBESIDAD Y UN MAYOR CONSUMO DE ULTRAPROCESADOS
En primer lugar, nos gustaría destacar una cruda realidad: los hogares con menores ingresos, a diferencia de lo que solemos pensar, presentan mayores tasas de obesidad y enfermedades no transmisibles. Ésta situación responde a varios factores, como un menor acceso a una educación alimentaria de calidad y una clara limitación en la accesibilidad a ciertos productos alimenticios y servicios deportivos.
Dicho de otra manera: una familia con menos ingresos, probablemente no pueda decidir desayunar todos los días una tostada de pan integral de masa madre con unas lonchas de salmón ahumado y queso curado. La limitación, en el tipo de alimentos que se puede permitir consumir, está clara. Si unimos esto a una menor educación nutricional, probablemente, la elección más habitual acabe siendo un cacao en polvo azucarado de marca blanca, y unas galletas maría.
¿CÓMO PUEDO COMER SANO Y BARATO?
Como ya hemos comentado, un menor poder adquisitivo, siempre va a condicionar nuestra elección de alimentos. A pesar de ello, existen algunos consejos que podemos seguir para que nuestra compra sea igualmente saludable. Nueve consejos para comer sano y barato:
- EVITA LOS PRODUCTOS EXÓTICOS:
Aunque la publicidad nos pueda hacer pensar lo contrario, los productos novedosos o exóticos, no tienen por qué ser necesariamente más saludables. Un ejemplo de ello sería la diferencia entre consumir un mango, con el coste que supone su transporte desde otro país, o frutas más propias de nuestra zona como los plátanos o las naranjas.
2. DISMINUYE TU CONSUMO DE PRODUCTOS YA ELABORADOS:
Hay algunos alimentos que encontramos en el supermercado hoy en día que, aunque pueden resultar muy cómodos, su uso suele conllevar un aumento sustancial del precio.
Vamos a poner un ejemplo: la bebida de avena. Mientras un brick de esta bebida tiene un precio de unos 2 euros, la bebida de avena elaborada en casa solamente requiere de agua del grifo (gratuita) y 4 cucharadas de avena (tiene un precio de unos 80 céntimos cada 500g), la diferencia es sustancial. Otro ejemplo, podrían ser los bastoncillos de zanahoria ya cortados, que tienen un precio muy superior a un kilo de zanahorias, siendo apenas unos gramos.
3. AUMENTA LA PROPORCIÓN DE PROTEÍNAS VEGETALES QUE CONSUMES Y DISMINUYE LA DE ANIMALES, DE TU CONSUMO TOTAL DE PROTEÍNA:
La proteína es habitualmente el macronutriente más caro que nos encontramos en nuestra cesta de la compra, especialmente la carne y el pescado.
Una de las mejores formas que tenemos de ahorrar, ya que el consumo de proteína resulta fundamental para nuestra salud, es sustituir parte de la carne y el pescado que consumimos por alimentos proteicos más económicos como las legumbres o los huevos, especialmente las legumbres.
Si en el camino de hacer este cambio, además, reducimos nuestro consumo de carne roja, no solo nuestro bolsillo, sino también nuestra salud, lo agradecerá.
4. ESCOGE FRUTA Y VERDURA DE TEMPORADA:
Presta atención a la fruta y verdura que está de temporada en tu zona, si no lo tienes muy claro, puedes preguntar directamente en las fruterías de tu barrio o consultar fuentes como https://soydetemporada.es o el calendario de el ministerio de consumo.
Los vegetales de temporada, además de más económicos, resultan mejores para el medio ambiente, su consumo disminuye el desperdicio alimentario y resultan mucho más sabrosos. Nos permiten comer sano y barato, cuidando del medio ambiente.
5. NO DISMINUYAS LA CALIDAD NUTRICIONAL DE LOS ALIMENTOS QUE CONSUMES, HAZ USO DE LATAS Y CONGELADOS:
No es necesario que disminuyas la calidad de la carne y el pescado que consumes, las salchichas, embutidos, hamburguesas, nuggets, gulas, o barritas de merluza no son opciones saludables y muchas veces acabas pensando que pagas menos cuando en realidad, parte de su composición es grasa añadida, azúcares, féculas…
Es mucho mejor opción hacer uso de latas, como por ejemplo de pescado al natural o en aceite de oliva (atún, sardinas, mejillones…) o alimentos congelados como pescado, carne o verduras (sin más ingredientes).
6. BEBE AGUA, A PODE SER, DEL GRIFO:
Puede que parezca algo obvio, pero además de ser un alimento muy saludable y necesario para la vida, el agua, en nuestro contexto, puede obtenerse de forma gratuita del grifo de casa. Además su consumo es totalmente seguro. Los refrescos, zumos y bebidas alcohólicas, además de resultar muy perjudiciales para la salud, aumentan de forma considerable nuestro precio de la compra.
7. COMPRA AL POR MAYOR Y CONGELA:
Puede que la inversión inicial resulte mucho más cara, por eso te recomendamos calcular el precio que te va a salir por ración, haz la cuenta y ten en cuenta el ahorro a largo plazo, no solo el gastar menos en el momento.
Este truco resulta ideal sobre todo en carnes y pescados, te proponemos hacer la prueba y calcular la diferencia entre comprar una rodaja de salmón (unos 200g) o un salmón entero, ¿a cuánto te sale cada ración de 200g?
8. COCINA VARIAS COMIDAS EL MISMO DÍA:
El precio de la luz ha aumentado de forma considerable en los últimos años. Es por eso que una buena forma de ahorrar, además de prestar atención a los precios menos altos, es cocinar varias comidas el mismo día. De esta manera no estaremos encendiendo y apagando la vitro todos los días, sino que nos resultará suficiente con un golpe de microondas, un electrodoméstico que consume muchos menos. También podemos aprovechar si encendemos el horno para poner varias bandejas y evitarnos un susto a final de mes.
9. FUERA DE CASA…:
Intenta llevar tus propias meriendas, almuerzos y picoteos. Si empiezas a tener hambre comerás mucho más saludable y evitarás caer en la tentación de bares y máquinas expendedoras. También puedes llevarte tu propio café en un termo al trabajo y tu propio tupper si es que necesitas comer allí. No sólo ahorrarás dinero, sino que ¡tu salud te lo agradecerá!
Este artículo ha sido elaborado por Sabela Chan, actualmente dietista-nutricionista Centro de Nutrición Umami. Puedes leer otro de sus artículos en el siguiente enlace: ¿Cómo se diagnostica la enfermedad celíaca?